Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=zuk1-oifUR8
Referencia:Mateo 18:20; Hechos 17:11
Usted escribió interesado en reunirse solamente al nombre del Señor, y fue puesto en contacto con la asamblea de hermanos más cercana a su ciudad. Pero en virtud de la distancia no ves la posibilidad de estar con los hermanos por ahora y preguntó sí por mientras, podría reunirse en casa con su esposa e hijos.
Independientemente de que estes en comunión congregado en una asamblea reunida al nombre del Señor nada impide que tengas en casa un ejercicio personal en devoción al Señor. Yo cuando recibo preguntas como la tuya me pregunto qué será lo que pasó con la hora devocional en familia.
Muchas familias cristianas siempre han tenido la costumbre de reunirse diaria o periódicamente en casa para la lectura de las Escrituras, oración y cánticos. ¿Los quehaceres de la vida moderna han matado esta costumbre tan beneficiosa?
Antes de que mis hijos nacieran solíamos hacer una lectura de la biblia todos los días acompañada del cántico de un himno y oraciones. Durante una época lo hacíamos por la mañana, antes del café. Luego, cuando los horarios de trabajo y escuela cambiaron, pasamos a hacerla todas las noches, y eso era, como se suele decir, religiosamente todas las noches. Muchos hermanos que conozco también tenían o tienen esta costumbre y cada familia busca separar un tiempo según su disponibilidad.
En nuestro devocional diario leíamos un capítulo del Antiguo Testamento (o parte de él si fuera muy extenso) y otro del nuevo testamento. Después de que aprendieron a leer los niños pasaron a participar en la lectura, y leíamos cinco versículos cada uno. Esta práctica hizo que nuestros hijos desarrollaran un buen vocabulario, porque la biblia es, además de la palabra de Dios, una excelente obra de literatura.
Despues nos arrodillabamos en el sofá y orábamos, incluso los niños, ejercitando en ellos también esta costumbre que llevaron después a la vida adulta. Cuando vinieron los años de adolescencia y universidad ya no pudimos mantener la lectura con todos los presentes, y cada uno hacía su lectura privada, pero siempre que era posible leíamos, orábamos y cantábamos en familia.
No era una reunión de asamblea, era una hora devocional en el hogar que a menudo sirvió como oportunidad para la evangelización, cuando las visitas llegaban justamente en esa hora, les explicábamos que esa era nuestra costumbre, dábamos una biblia para las visitas y ellas entraban a participar también, leyendo sus cinco versículos a la vez y tratando de seguir en el cántico.
Así que si aún no lo han hecho porque estaban esperando que existiera una asamblea de hermanos cercana congregados en su ciudad ya perdieron un buen tiempo. Organicen sus horarios compatibles con las actividades de todos y persigan este propósito. Esto no tiene conexión con reunirse en asamblea al nombre del Señor, cuyo carácter es diferente porque es en este caso que el Señor prometió estar en medio de dos o tres congregados por el Espíritu en su nombre. es totalmente diferente al devocional en familia.